ABRE LOS OJOS MOZAMBIQUE
Cinco mujeres hemos tenido el privilegio de formar parte del equipo de expedición y acompañar a la Doctora Barraquer a Mozambique.
ESPERANZA, LUZ, SONRISAS Y VOLVER A NACER resumen un viaje inolvidable.
Una semana de operaciones, una detrás de otra, sin perder ni un minuto de tiempo, ya que de ellas dependen nuestros pacientes, cuanto menos tiempo se pierda y ¡ más dediquemos a atenderlos más personas volverán a sonreír, y así lo hicimos.
6 am suena el despertador día si y día también, desayunamos en el Orfanato Casa do Gaiato, donde nos hospedábamos y ponemos rumbo a Boane donde montamos nuestro quirófano de la nada. (Del orfanato os hablaré en mi siguiente post).
La doctora Julia Sempere pasa consulta con la alegría que la caracteriza, Elena Barraquer se sienta en su silla, impasible a cualquier ruido dispuesta a operar hasta que se quede sin aliento, María, instrumentista, a su lado, rápida y delicada sin flaquear ni un sólo segundo, la doctora Simona cuidó y anestesió a todos y cada uno de los pacientes, y mi madre y yo éramos las manos que ellas necesitaban para poder desempeñar su función. Recoge, friega, abre, pasa, cuida, limpia, ordena, desestiriliza, cambia, abre, abre, tira, rellena, mezcla, sonríe, pon música, corta, prepara, escribe, tapa, destapa! toda ayuda es poca. Las enfermeras del hospital de Boane nos ayudaron todo lo que pudieron, lo cual hizo que nuestra tarea fuese mucho mas llevadera y agradable.
Desde Robson, un niño de 11 años hasta Carolina, una ancianita de 90 años, fueron tratados y operados por igual, y el resultado fue inmejorable: 218 personas que recuperaron la visión de un día para otro, recuperaron la ilusión, la sonrisa, las ganas de vivir, de disfrutar y de empezar de nuevo.
Mucha pobreza, mucho sufrimiento, mucha tristeza e injusticias se quedaron a un lado por una semana llena de esperanza y LUZ.
Este es un pequeño resumen de mi experiencia con la Fundación Barraquer en Mozambique:
Abre los ojos Mozambique.
Me había imaginado este viaje miles de veces desde que decidí embarcarme en él con la Fundación Barraquer, pero una vez más la realidad supera la ficción.
Plasmar por escrito lo que he vivido en Boane, Maputo, con la Fundación y el equipo es ardua tarea, ya que el papel no desprende el olor real de la emoción.
Dormir en un orfanato, Casa do Gaiato, ha hecho que el viaje sea aun más conmovedor de lo que ya es de por sí.
Esta vez seis mujeres hemos formado el equipo de expedición con una meta final: operar de cataratas a todo el que podíamos, en tiempo record y con los recursos y material que fuimos capaces de transportar. Un equipo humano capitaneado por la doctora Elena Barraquer que junto a la doctora Julia Sempere, la instrumentista María Sistac, Simona Bambini, nuestra dulce médico anestesista, Eva Navarrete (mi madre) y yo, como circulantes cumpliendo funciones de campo, hemos vivido una experiencia inolvidable y de un valor humanitario incalculable.
Crear un quirófano en la nada de una sala diáfana es difícil pero desde luego mas satisfactorio de lo que yo nunca había podido imaginar.
La operación de cataratas es muy agradecida, operas un día y al día siguiente quitas el vendaje y ven, ¡como por arte de magia!.
Magia es lo que hace Elena Barraquer en sus expediciones, con su fortaleza, vitalidad, profesionalidad y dedicación! devolverle la vista a personas ciegas es una realidad que supera la ficción.
Abre los ojos y vuelve a sonreír.
Cristina, 30 años, ciega de los dos ojos y con problemas musculares e inseguridad debido a no poder moverse por quedar atrapada en el miedo de su ceguera! dos días más tarde, su cara inexpresiva, triste y apagada brilló al ver la luz de nuevo. No sonreía demasiado, no se lo creía, realmente era magia! al día siguiente Cristina era otra, una chica feliz con toda una vida llena de luz y color por delante.
Robson, 11 años, esta fue la operación que mas me estremeció. Fue muy valiente pero su miedo y niñez hicieron que sus emociones salieran a flote! cuando empezó a llorar en medio de la operación lo pasé fatal, pero Elena y Simona lo calmaron poco a poco y el resultado final fue un niño que vuelve a ser niño. A la mañana siguiente todo había salido a la perfección, corría y brincaba como si siempre hubiese visto y la pesadilla nunca hubiese existido.
40 años, hombre, ciego de los dos ojos. Nunca pensó que volvería a ver, le quitamos las vendas y Simona fue lo primero que sus ojos pudieron apreciar: “ Me quiero casar contigo” dijo. Simona lloró sin parar.
Cada uno tiene su historia, su vida, sus familias y vivencias, estas son sólo 3 de 218 cataratas que operamos! 218 historias entrañables que han hecho de este viaje uno de los mejores de mi vida.
Emociones, sensaciones, pobreza, sonrisas, tristeza, cariño, magia, pesadillas, amor y ESPERANZA es el resumen de un cuento de hadas hecho realidad.
¡Abre los ojos Mozambique!!.
Gracias Elena Barraquer y gracias a la Fundación por darme la oportunidad de poner mi granito de arena y reafirmarme en que toda ayuda es imprescindible. Gracias por los maravillosos valores que transmitís con vuestro esfuerzo, perseverancia y trabajo.
De vivir en la oscuridad a vivir con color! 15 minutos de dedicación a cada operación a cambio de una vida entera llena de luz.
¿Qué siente al poder ver a su nieta otra vez? ¿A su hija? ¿Lo que come? ¿Donde pisa? ¿El color de su pelo? ¿El azul del cielo? ¿El rosa de las flores? ¿Una puesta de sol? – VIDA.
ABRE LOS OJOS MOZAMBIQUE.
Montamos y ordenamos nuestro quirófano, parece mentira que pudiésemos transportar tanto material! y así, en un par de horas trabajando sin luz, organizamos nuestro pequeño centro de operaciones.






A parte de vivir una experiencia inolvidable y humana, he aprendido muchísimo de oftalmología, términos, medicamentos, instrumentos! ha sido como un curso intensivo y extremadamente positivo!.

















